En las últimas semanas, se ha reforzado la importancia de los biólogos y biólogas en la sanidad. Madrigal dejó su proyecto personal para volcarse en la lucha contra la COVID-19 y, gracias a sus conocimientos en bioquímica, biomedicina y biología molecular, ayudó a impulsar los tratamientos con plasma “inmune” para pacientes con COVID-19.
1. ¿Podría explicar su trabajo y especialidad, así como marcar cuál ha sido su relación directa con la Covid19?
Soy Doctor en Bioquímica, Biomedicina y Biología molecular por la Universidad Autónoma de Madrid y después realicé un post doctorado de 7 años en Nueva York enfocado en el papel de la autofagia, que es una ruta fundamental de reciclaje celular, en el desarrollo de enfermedades metabólicas.
Así que inicialmente ninguna relación con la COVID-19. Sin embargo, cuando volví tenía una necesidad imperiosa de sentir que ayudaba a las personas de forma directa. Me encontraba trabajando junto a la Doctora Sara Bañón, médico de medicina interna y especialista en infecciosas, en un proyecto sobre el impacto de la nutrición en pacientes oncológicos.
Estábamos dándole forma a este proyecto cuando la crisis de la COVID-19 explotó. Sara enseguida vio que esto iba a ser grave así que nos pusimos a estudiar sobre la COVID y ella se ofreció a volver al Hospital que había dejado tan solo un mes antes para dedicarse al nuevo proyecto.
Volviendo a esa necesidad que sentía de ayudar a la gente, intenté echar una mano con las PCRs y fue imposible y la sensación de estar en casa confinado y no poder hacer nada era horrible.
2. Entonces, ¿cómo llegó a involucrarse en un proyecto tan prometedor como el uso de plasma de personas que ya han pasado la enfermedad para tratar a otras?
A mediados de marzo Sara me comentó que el responsable de la unidad de infecciosas, el Dr Pachi Jover, iba a montar un grupo multidisciplinar para buscar terapias efectivas frente a la COVID-19 y que si quería formar parte del mismo. Creo que fue una idea brillante porque consistía en mezclar a personas con bagajes muy diferentes (médicos de diferentes especialidades, farmacéuticos, biólogos…) y en ese grupo fue donde sugerí la idea del uso de plasma de convalecientes en la COVID-19.
3. ¿Qué le llevó a pensar o a encontrar ese tratamiento?
Siempre he pensado que la historia nos enseña mucho y la tenemos muy olvidada. Suena a cliché pero creo sinceramente que es así. En este caso una vez entré a formar parte del grupo multidisciplinar del Hospital de San Juan empecé a estudiar la literatura científica en busca de posibles terapias. De todo lo que encontré hubo un tratamiento que sobresalía de los demás, precisamente porque la historia nos mostraba que había sido usada frecuentemente en otras pandemias y los datos, aunque en muchos casos anecdóticos, siempre parecían ser esperanzadores. Se empezó a usar en 1918 en la gripe española y de ahí se usó en sucesivas enfermedades infecciosas y pandemias como el sarampión en 1934 o más recientemente el SARS. Pero además era muy interesante que en Argentina se usa como primera línea de tratamiento para la fiebre hemorrágica argentina.
Por tanto me pareció que este tratamiento tenía potencial para funcionar así que se lo propuse al Dr. Jover. Le pareció bien la propuesta y empezamos a ponerlo en marcha.
En el proceso de puesta a punto ayudó de forma providencial que la persona que sugirió el tratamiento para esta enfermedad en EEUU fue el Dr. Arturo Casadevall, con el que había coincidido en mis años en Nueva York en el Albert Einstein College of Medicine. Así que gracias a los protocolos que ellos estaban poniendo en marcha y que compartieron con todo el mundo a través de una página web y personal de su laboratorio que nos echaron una mano, conseguimos diseñar un protocolo. Finalmente, gracias a la colaboración del hospital de la Fe y del Centro de Transfusiones de la Comunitat Valenciana conseguimos la aprobación de este protocolo y su puesta en marcha.
4. ¿Cómo funciona el protocolo de plasma de convalecientes de COVID-19 que usted ha impulsado?
El tratamiento consiste en tomar sangre de los donantes, que son personas que han superado la enfermedad. Dentro de la respuesta inmune activa que produce el ser humano para superar una infección está la respuesta celular, por ejemplo linfocitos T, y la humoral, con anticuerpos (también llamados inmunoglobulinas, Ig). Dentro de estos anticuerpos se encuentran los anticuerpos neutralizantes que son aquellos que pueden reconocer de forma específica al patógeno, en este caso el SARS-CoV2, y neutralizarlo, es decir, evitar que se una a su receptor y hacer que su capacidad infecciosa desaparezca.
Cuando estos pacientes que han superado la COVID-19 donan la sangre, de ahí se obtiene el plasma mediante una técnica denominada plasmaféresis que suele estar perfectamente establecida en los Centros de Transfusión y permite extraer este plasma devolviendo el resto del contenido sanguíneo al donante, haciendo que sea mucho menos lesivo para éste y de esa forma pueda donar más frecuentemente ya que un mismo donante puede hacerlo varias veces. Una vez obtenido ese plasma, se miden los anticuerpos neutralizantes para poder saber si han desarrollado Igs (las famosas IgG que se miden en los tests de anticuerpos) y sus niveles para poder estandarizar un poco mejor el tratamiento. Una vez analizados se seleccionan aquellos plasmas con un alto contenido de Igs neutralizantes y se trasfunde el plasma que contiene los anticuerpos neutralizantes frente al virus y otros componentes que probablemente también ayuden a la recuperación de la COVID-19, a pacientes que están sufriendo esta enfermedad ahora mismo y que cumplen ciertos criterios de severidad.
En teoría, el tratamiento debería funcionar mejor como profilaxis o en tratamiento a pacientes leves, ya que en profilaxis o pacientes leves los anticuerpos neutralizantes podrían impedir el contagio y la multiplicación del SARS-CoV2, mientras que en estados más severos y avanzados el virus está muy extendido en el organismo por lo que, en teoría, es más complicado que pueda resultar eficiente. Sin embargo, hasta ahora parece que el tratamiento en pacientes con enfermedad severa está siendo esperanzador.
5. ¿Sería posible hacer una estimación real de cómo los profesionales en biología (microbiólogos, genetistas, biotecnólogos…) son fundamentales en la investigación?
Creo que este caso es un gran ejemplo de la función esencial que los biólogos podemos tener en investigación con un impacto real en la sociedad. Mi experiencia investigadora en Nueva York junto con el conocimiento básico en inmunología, que he adquirido durante toda mi carrera, fue fundamental a la hora de poder valorar este tratamiento y sugerirlo como una opción a valorar.
Hace unas pocas semanas presentamos el proyecto al resto de los hospitales de la Comunitat Valenciana y cuando fue mi turno intenté recalcar la importancia de los equipos multidisciplinares para poder tener una visión mucho más integral y sin prejuicios de los diferentes retos que se presentan a la sociedad y en la sanidad.
6. ¿Le preocupan las noticias falsas, el intrusismo profesional e, incluso, el intrusismo mediático de políticos o periodistas al hablar de temas sobre los que no tienen una formación específica?
Me preocupa muchísimo la desinformación, los bulos, la infoxificación acientífica. De hecho durante esta pandemia me he dado cuenta lo importante que es la divulgación científica y que llegue a todo el mundo porque hasta ahora creo que, en general, acaba llegando sólo a los científicos. Mi familia, la gente de nuestro alrededor han estado continuamente preguntándonos dudas durante estos días, mandándonos bulos intentando confirmar si eran ciertos o no…fue una locura. Es necesario concienciar y educar a la sociedad de lo importante que es la ciencia para poder crear un país de futuro y no un país basado únicamente en turismo y fútbol. Y gran parte de ese trabajo somos nosotros, los científicos, los biólogos, los que debemos tener la suficiente capacidad para llegar a todo el mundo sin perder la exactitud científica.
7. Finalmente, ¿qué piensa respecto a la situación de la COVID-19 en España y cuál sería su valoración sobre el estado actual de la ciencia y la biología?
Creo que la situación es muy incierta, pero espero que esa incertidumbre pueda ir virando hacia esperanza. La gente está concienciada en general, aunque haya casos particulares de falta de civismo. Durante este tiempo hemos aprendido muchísimo del virus, estos meses han mostrado un avance del conocimiento sin parangón en otras enfermedades, pero desconocemos mucho más de lo que sabemos respecto a su contagio en verano, en ambientes cerrados/abiertos, etc… esto también ha puesto de manifiesto la terrible precariedad en la que se encuentra la ciencia española. Es el momento de elegir qué país queremos ser en el futuro, un chiringuito de sol y sangría o un país que centre su potencial económico y humano en el I+D, si esta epidemia no nos hace cambiar eso… no sé qué lo hará.
Video «Què fem els biòlegs?»: https://www.youtube.com/watch?v=whcvNRRLdVY&feature=youtu.be